En las Américas, las empresas cooperativas han evolucionado y llevado adelante iniciativas tendientes a integrar en diferentes niveles al conjunto de sus asociados a procesos económicos y sociales, donde cada persona (capital humano) desde su posición ha podido encarar actividades productivas y / o de servicios convirtiendo las desigualdades en oportunidades de asociación (capital social). El esfuerzo común entre sus asociados, les ha permitido aumentar sus capacidades o calificaciones y han alcanzado un mejoramiento en las condiciones de vida.Una empresa cooperativa que es exitosa en sus negocios, los ingresos de sus asociados, la calidad de vida de sus familias y mejora con el desarrollo de las comunidades donde se asientan, inclusive trabajan en los territorios rurales mejorando las condiciones ambientales.

El desarrollo de las cooperativas en general y las agrarias en particular, consolidando y ampliando su “capital social”, ha permitido en el presente posicionarles en los mercados, como un sistema de empresas idóneas para, a su vez, construir “sistemas alimentarios” sostenibles . Estos sistemas, han sabido combinar armoniosamente y en forma simultánea, una serie de funciones económicas, sociales y ambientales, claves para responder a las demandas actuales, tanto de alimentos por los consumidores, como de conductas y buenas prácticas de producción por parte de las sociedades y los ciudadanos.

La Cumbre convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas, requiere llegar a acuerdos y consensos que puedan ser plasmados en una « convención » y que a partir de ella puedan ser llevados a cabo por los países, involucrando tanto a los Estados a través de su sector público, como al sector privado, al respecto, las empresas cooperativas, representan: el conjunto de empresas cooperativas, que son en s í mismas, sistemas alimentarios completos y complejos, que componen los sistemas alimentarios globales, regionales y nacionales.